Como dice ellen white que debemos contestar la pregunta si somos salvos?
Ellen White aconseja que, al responder a la pregunta "¿Somos salvos?", debemos hacerlo con humildad, fe y confianza en Cristo, evitando tanto la presunción como la duda constante. Aquí algunos puntos clave de sus escritos: 1. La seguridad de la salvación no debe basarse en sentimientos, sino en una fe viva en Cristo como nuestro Salvador personal. Ella dice: “Si tenemos al Salvador en nuestro corazón, no hay por qué temer... La fe viva en el Redentor suavizará el mar de la vida y nos librará del peligro de la manera que Él sabe que es mejor” (DA 336.3, 2SP 310.2). 2. No debemos responder con presunción, diciendo que ya estamos salvos sin condiciones, ni tampoco con desesperanza. Más bien, debemos examinar si estamos cumpliendo las condiciones que Cristo ha especificado para la vida eterna: “El Redentor del mundo ha especificado claramente las condiciones de la vida eterna. Tanto las condiciones como la promesa son positivas. Cristo debe ser el centro. Debemos amarlo con todo nuestro ser, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos” (HS 149.2). 3. La salvación es un proceso continuo de entrega, fe y obediencia. “Debemos saber qué cambios morales son esenciales en nuestro carácter, por la gracia de Cristo, para ser aptos para las mansiones celestiales... Debemos cumplir las condiciones establecidas en la palabra de Dios o morir en nuestros pecados” (5T 535.2). 4. Cuando surgen dudas, debemos resistirlas y confiar en las promesas de Cristo: “Cuando Satanás quiera llenar tu mente de desaliento, dile de la sangre de Jesús, que limpia de todo pecado... No muestres desconfianza de Aquel que te ha llamado de las tinieblas a su luz admirable” (5T 316.2). En resumen, Ellen White enseña que debemos contestar la pregunta sobre nuestra salvación con una fe humilde y activa en Cristo, asegurándonos de que nuestra vida esté en armonía con Su voluntad, y confiando en Sus promesas, sin caer en la presunción ni en la duda constante. Referencias académicas: - White, E. G. (1898). El Deseado de Todas las Gentes (DA), p. 336.3. - White, E. G. (1877). The Spirit of Prophecy, vol. 2 (2SP), p. 310.2. - White, E. G. (1886). Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh-day Adventists (HS), p. 149.2. - White, E. G. (1889). Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (5T), pp. 316.2, 535.2.
Osea que si alguien me pregunta si soy salvo debo contestar que si pero entendiendo que la salvacion tambien requiere santificacion. Osea que soy salvo pero sabiendo que Cristo debe seguir trabajando en mi?
Tu comprensión es correcta y está en armonía con los escritos de Ellen White. Ella enseña que podemos tener la seguridad de la salvación si confiamos en Cristo, pero también enfatiza que la salvación incluye un proceso continuo de santificación. Es decir, somos salvos por la fe en Cristo, pero esa fe se manifiesta en una vida de obediencia y crecimiento espiritual. Ellen White dice: - “Dios os ha escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” (2 Tesalonicenses 2:13). Aquí se muestra que la salvación es por fe y también por la obra santificadora del Espíritu (CT 22.1). - “Debemos saber qué cambios morales son esenciales en nuestro carácter, por la gracia de Cristo, para ser aptos para las mansiones celestiales... Debemos cumplir las condiciones establecidas en la palabra de Dios o morir en nuestros pecados” (5T 535.2). - “No por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia nos salvó” (Tito 3:5; DA 317.1; MH 65.2). Por lo tanto, si alguien te pregunta si eres salvo, puedes responder con confianza en Cristo, reconociendo que eres salvo por su gracia, pero también entendiendo que la salvación implica un caminar diario con Él, permitiendo que el Espíritu Santo te transforme y te santifique. No es una seguridad presuntuosa, sino una fe viva que se refleja en una vida de obediencia y crecimiento espiritual. Referencias académicas: - White, E. G. (1923). Counsels to Teachers, Parents, and Students (CT), p. 22.1. - White, E. G. (1889). Testimonios para la Iglesia, Tomo 5 (5T), p. 535.2. - White, E. G. (1898). El Deseado de Todas las Gentes (DA), p. 317.1. - White, E. G. (1905). El Ministerio de Curación (MH), p. 65.2.
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