Según los escritos de Ellen G. White, el "anticristo" no se limita a una sola persona o institución, sino que representa un espíritu o actitud de oposición a Cristo y a Su ley. Este espíritu se manifiesta en quienes se exaltan a sí mismos por encima de Dios, usurpando prerrogativas que solo pertenecen a Cristo, como juzgar los motivos de los demás (ver
MB 125.3, citando 2 Tesalonicenses 2:4).
Ellen White advierte que el espíritu del anticristo puede encontrarse tanto en la Iglesia de Roma como en iglesias protestantes que no han sido completamente reformadas de corrupción y maldad (
GC 384.2; GC88 384.2). Además, el apóstol Juan define al anticristo como aquel que niega que Jesucristo ha venido en carne, y exhorta a no recibir ni apoyar a quienes traen doctrinas contrarias a Cristo (
AA 554.2).
El espíritu del anticristo también se manifiesta en la exaltación del yo, la rebelión contra la ley de Dios y la introducción de confusión y rebelión en el mundo y la iglesia (
AA 219.2;
5T 79.4). Ellen White señala que el peor aspecto del trabajo satánico es que se hace bajo la apariencia de representar a Cristo, engañando a muchos (
5T 140.1). Finalmente, el anticristo y sus agentes buscan desviar la atención de las verdades esenciales para la salvación y destruir la moral y el control en la humanidad (
LS 93.3).
En resumen, para Ellen G. White, el anticristo es tanto un poder como un espíritu de oposición a Cristo, que puede manifestarse en personas, instituciones o actitudes que usurpan el lugar de Dios, rechazan Su ley y desvían a otros de la verdad.
Referencias académicas:
- White, E. G. (1896). El discurso maestro de Jesucristo (MB), p. 125.3.
- White, E. G. (1888). El conflicto de los siglos (GC88), p. 384.2.
- White, E. G. (1911). El conflicto de los siglos (GC), p. 384.2.
- White, E. G. (1911). Los hechos de los apóstoles (AA), pp. 219.2, 554.2.
- White, E. G. (1882). Testimonios para la iglesia, tomo 5 (5T), pp. 79.4, 140.1.
- White, E. G. (1915). La historia de la vida de Elena G. de White (LS), p. 93.3.