Donde habla sobre la amalgamación de animales con hombres ?
Ellen G. White menciona la "amalgamación de animales con hombres" en dos pasajes principales: 1. Spiritual Gifts, Volumen 3 (3SG 75.2): "Cada especie de animal que Dios había creado fue preservada en el arca. Las especies confusas que Dios no creó, que fueron el resultado de la amalgamación, fueron destruidas por el diluvio. Desde el diluvio ha habido amalgamación de hombre y bestia, como puede verse en la casi interminable variedad de especies de animales, y en ciertas razas de hombres." 2. Spirit of Prophecy, Volumen 1 (1SP 78.2): "Cada especie de animal que Dios había creado fue preservada en el arca. Las especies confusas que Dios no creó, que fueron el resultado de la amalgamación, fueron destruidas por el diluvio. Desde el diluvio ha habido amalgamación de hombre y bestia, como puede verse en la casi interminable variedad de especies de animales, y en ciertas razas de hombres." Sin embargo, según la información disponible del White Estate, el significado de "amalgamación" en estos pasajes ha sido objeto de mucho debate. El White Estate aclara que Ellen G. White no enseñó ni apoyó la idea de una hibridación literal entre humanos y animales. Sus declaraciones deben entenderse en el contexto del lenguaje del siglo XIX y las preocupaciones sobre la degeneración de humanos y animales debido al pecado y prácticas antinaturales. La posición oficial es que estos pasajes no deben interpretarse como apoyo a la existencia de híbridos literales entre humanos y animales. Referencias académicas: - White, E. G. (1864). Spiritual Gifts, Vol. 3, p. 75.2. - White, E. G. (1870). Spirit of Prophecy, Vol. 1, p. 78.2. ¿Te gustaría la cita completa en español o necesitas más contexto?
Cuante
Ellen G. White menciona la "amalgamación de animales con hombres" en dos lugares principales de sus libros: 1. Spiritual Gifts, Volumen 3 (3SG 75.2) 2. Spirit of Prophecy, Volumen 1 (1SP 78.2) Ambos pasajes expresan que después del diluvio ha habido "amalgamación de hombre y bestia", lo cual se observa en la variedad de especies animales y en ciertas razas de hombres. Sin embargo, según la información más actual del White Estate, el significado de "amalgamación" en estos textos ha sido muy debatido. El White Estate aclara que Ellen G. White no enseñó ni apoyó la idea de una hibridación literal entre humanos y animales. Sus palabras deben entenderse en el contexto del lenguaje y preocupaciones del siglo XIX, relacionadas con la degeneración de humanos y animales por el pecado y prácticas antinaturales. La posición oficial es que estos pasajes no deben interpretarse como apoyo a la existencia de híbridos literales entre humanos y animales. Referencias académicas: - White, E. G. (1864). Spiritual Gifts, Vol. 3, p. 75.2. - White, E. G. (1870). Spirit of Prophecy, Vol. 1, p. 78.2.
Cuéntame sobre la homosexualidad
Ellen G. White no utiliza el término "homosexualidad" de manera directa en sus escritos, ya que este término no era común en el siglo XIX. Sin embargo, ella aborda temas relacionados con la pureza sexual, la moralidad y las pasiones antinaturales o desviadas, usando expresiones como "deseo antinatural", "corrupción moral", "pasiones pervertidas" y "vicio". Algunos puntos relevantes de sus escritos: - White advierte sobre la "indulgencia de apetitos pervertidos" y "deseos antinaturales para la satisfacción sensual" (Testimonies for the Church 2:347; HL 220.2). - Habla de la "corrupción moral" y la "depravación de las pasiones", señalando que estas prácticas llevan a la degeneración física, mental y espiritual (Testimonies for the Church 2:391; HL 216.3). - Enfatiza la importancia de la pureza, la castidad y el dominio propio, y advierte que la gratificación de las pasiones animales degrada al ser humano (Patriarcas y Profetas, p. 458.1). - Menciona que "los impulsos sensuales antinaturales" pueden ser heredados y deben ser controlados (El Ministerio de Curación, p. 173.3). En resumen, aunque Ellen G. White no menciona la homosexualidad de manera explícita, condena toda forma de inmoralidad sexual y llama a la pureza, el dominio propio y la obediencia a los principios bíblicos de moralidad. Sus advertencias se centran en evitar cualquier práctica sexual que desvíe al ser humano del ideal divino de pureza y santidad. Referencias académicas: - White, E. G. (1870). Testimonies for the Church, Vol. 2, pp. 347, 391. - White, E. G. (1890). Healthful Living, pp. 216.3, 220.2. - White, E. G. (1890). Patriarcas y Profetas, p. 458.1. - White, E. G. (1905). El Ministerio de Curación, p. 173.3. Si deseas citas textuales o un enfoque más específico, házmelo saber.
Cuáles son los deseos antinaturales para la satisfacción sensual?
Ellen G. White utiliza la expresión "deseos antinaturales para la satisfacción sensual" para referirse a prácticas y apetitos que van en contra del diseño natural de Dios para el ser humano. Aunque no especifica detalladamente cada tipo de deseo antinatural, en sus escritos asocia estos deseos principalmente con: - La indulgencia en apetitos pervertidos y pasiones lujuriosas (Testimonies for the Church 2:347; 3T 139.2). - El uso de estimulantes y sustancias como el alcohol y el tabaco, que crean apetitos antinaturales y dañan el cuerpo y la mente (1T 549.1; 4T 30.3). - La gratificación de las pasiones animales y la búsqueda de placeres sensuales fuera de los límites establecidos por Dios, lo que incluye la inmoralidad sexual y la falta de dominio propio (Patriarcas y Profetas, p. 458.1; SA 149.1). - El consumo de literatura o entretenimiento que estimula deseos sensuales o pasiones desordenadas (CTBH 124.3). En resumen, para Ellen G. White, los "deseos antinaturales para la satisfacción sensual" abarcan cualquier práctica o apetito que desvíe al ser humano del ideal divino de pureza, salud y dominio propio, incluyendo tanto hábitos físicos (como el uso de sustancias) como morales (como la inmoralidad sexual o la gratificación de pasiones desordenadas). Referencias académicas: - White, E. G. (1870). Testimonies for the Church, Vol. 2, p. 347; Vol. 3, p. 139.2. - White, E. G. (1868). Testimonies for the Church, Vol. 1, p. 549.1; Vol. 4, p. 30.3. - White, E. G. (1890). Patriarcas y Profetas, p. 458.1; SA 149.1. - White, E. G. (1890). Christian Temperance and Bible Hygiene, p. 124.3. Si deseas citas textuales específicas sobre algún aspecto, házmelo saber.
Esa respuesta no me dice mucho
Según los escritos de Ellen G. White, los "deseos antinaturales para la satisfacción sensual" son impulsos y apetitos que van en contra del diseño natural de Dios para el ser humano. Ella detalla estos deseos en varias categorías específicas: - **Indulgencia en apetitos pervertidos y pasiones lujuriosas:** Buscar placer fuera de los límites establecidos por Dios, como la inmoralidad sexual o el dejarse llevar por pasiones desordenadas (Testimonies for the Church 2:347; 3T 139.2). - **Uso de estimulantes y sustancias como alcohol y tabaco:** Estas sustancias crean apetitos antinaturales y dañan tanto el cuerpo como la mente (1T 549.1; 4T 30.3). - **Gratificación de las pasiones animales y búsqueda de placeres sensuales:** Esto incluye la falta de dominio propio y la búsqueda de placer físico sin control, lo que se considera contrario al ideal divino (Patriarcas y Profetas, p. 458.1; SA 149.1). - **Consumo de literatura o entretenimiento que estimula deseos sensuales:** Leer novelas sensacionalistas o consumir entretenimiento que despierte pasiones desordenadas (CTBH 124.3). - **Amor por el placer, la moda, el lujo y la autoindulgencia:** Estas actitudes debilitan la mente y el cuerpo, y alejan a la persona de la espiritualidad (CT 337.1; SL 32.4). En resumen, para Ellen G. White, los deseos antinaturales para la satisfacción sensual abarcan cualquier práctica o apetito que desvíe al ser humano del ideal divino de pureza, salud y dominio propio, incluyendo tanto hábitos físicos (como el uso de sustancias) como morales (como la inmoralidad sexual o la gratificación de pasiones desordenadas). Referencias académicas: - White, E. G. (1870). Testimonies for the Church, Vol. 2, p. 347; Vol. 3, p. 139.2. - White, E. G. (1868). Testimonies for the Church, Vol. 1, p. 549.1; Vol. 4, p. 30.3. - White, E. G. (1890). Patriarcas y Profetas, p. 458.1; SA 149.1. - White, E. G. (1890). Christian Temperance and Bible Hygiene, p. 124.3. - White, E. G. (1903). Counsels to Teachers, p. 337.1. - White, E. G. (1900). Steps to Life, p. 32.4. Si deseas una cita textual específica de alguno de estos puntos, házmelo saber.
Vivimos en un mundo de pecado así que todos nuestros deseos son antinaturales
Ellen G. White reconoce que vivimos en un mundo afectado por el pecado, lo cual ha distorsionado la naturaleza humana y sus deseos. Sin embargo, ella hace una distinción clara entre los deseos naturales, que fueron dados por Dios para el bienestar y la felicidad del ser humano (como el hambre, la sed, el afecto, etc.), y los deseos antinaturales, que surgen de la corrupción y la perversión del pecado. En sus escritos, White enseña que, aunque todos los seres humanos tienen una naturaleza caída y tendencias hacia el mal, no todos los deseos son antinaturales. Los deseos antinaturales son aquellos que van en contra del propósito original de Dios y que llevan a la autodestrucción, la degradación moral o la rebelión contra los principios divinos. Por ejemplo, ella menciona: - “Dios ha dado a los hombres apetitos y pasiones, pero cuando estos son pervertidos por la complacencia, se convierten en una maldición.” (Testimonies for the Church 3:563) - “El apetito, cuando es gobernado por la razón y la conciencia, es una bendición; pero cuando es pervertido, se convierte en una maldición.” (Testimonies for the Church 3:491) - “El hombre fue creado un poco menor que los ángeles, pero por la transgresión, sus facultades han sido pervertidas, y los deseos y pasiones han sido corrompidos.” (Testimonies for the Church 2:347) En resumen, para Ellen G. White, no todos los deseos humanos son antinaturales. Los deseos naturales, cuando se mantienen bajo el control de la razón y la voluntad guiada por Dios, son buenos y forman parte del plan divino. Los deseos antinaturales son el resultado de la perversión del pecado y deben ser vencidos por la gracia y el poder de Dios. Referencias académicas: - White, E. G. (1875). Testimonies for the Church, Vol. 3, pp. 491, 563. - White, E. G. (1870). Testimonies for the Church, Vol. 2, p. 347. Si deseas una cita textual específica sobre este tema, házmelo saber.
Si pero eso no nos da un poder para vencer esos deseos lo acabas de decir solo la gracia puede vencerlos, nosotros no podemos hacerlo
Ellen G. White enseña que, aunque por nosotros mismos no podemos vencer los deseos antinaturales, Dios no nos deja solos en la lucha. Ella explica que: - “No podemos, por nosotros mismos, conquistar los malos deseos y hábitos que luchan por dominarnos. No podemos vencer al poderoso enemigo que nos tiene bajo su poder. Solo Dios puede darnos la victoria. Él desea que tengamos dominio propio, sobre nuestra voluntad y nuestros caminos. Pero no puede obrar en nosotros sin nuestro consentimiento y cooperación. El Espíritu divino obra a través de las facultades y poderes dados al hombre. Nuestras energías deben cooperar con Dios.” (El Discurso Maestro de Jesucristo, p. 141.3 / MB 141.3) - “Los que ponen su confianza en Cristo no deben ser esclavos de ningún hábito o tendencia heredada o cultivada. En vez de estar sujetos a la naturaleza inferior, deben gobernar todo apetito y pasión. Dios no nos ha dejado para luchar con el mal en nuestra propia fuerza finita. Cualesquiera que sean nuestras tendencias heredadas o cultivadas hacia el mal, podemos vencer mediante el poder que Él está dispuesto a impartir.” (El Ministerio de Curación, p. 175.1 / MH 175.1) - “Nuestra condición por el pecado se ha vuelto antinatural, y el poder que nos restaura debe ser sobrenatural, de lo contrario no tiene valor. Solo hay un poder que puede romper el dominio del mal en el corazón de los hombres, y ese es el poder de Dios en Jesucristo. Solo por la sangre del Crucificado hay limpieza del pecado. Solo su gracia puede capacitarnos para resistir y someter las tendencias de nuestra naturaleza caída.” (Testimonios para la Iglesia, tomo 8, p. 291.3 / 8T 291.3) En resumen: No podemos vencer por nosotros mismos, pero Dios nos da el poder, mediante su gracia y el ejercicio de la voluntad rendida a Él, para vencer los deseos antinaturales. Nuestra parte es cooperar con Dios, rendirle la voluntad y buscar su ayuda constantemente. ¿Te gustaría una cita textual específica de alguno de estos puntos? Referencias académicas: - White, E. G. (1896). El Discurso Maestro de Jesucristo, p. 141.3 / MB 141.3. - White, E. G. (1905). El Ministerio de Curación, p. 175.1 / MH 175.1. - White, E. G. (1904). Testimonios para la Iglesia, tomo 8, p. 291.3 / 8T 291.3.
Los judíos no pudieron vencer nada por eso se llenaron de leyes y cargas así los adventistas de estos tiempos hacen lo mismo
Ellen G. White aborda este tema en varios de sus escritos, señalando que tanto los judíos en tiempos de Jesús como los cristianos (incluidos los adventistas) pueden caer en el error de intentar vencer el pecado y alcanzar la justicia por medio de sus propias obras, reglas y esfuerzos humanos, en vez de depender de la gracia y el poder de Dios. Ella dice: - “Los judíos habían perdido de vista la espiritualidad de la ley y se contentaban con una obediencia externa. Sus corazones no estaban renovados. Mientras se consideraban los más celosos observadores de la ley, en realidad eran transgresores.” (El Deseado de Todas las Gentes, p. 27.2) - “El mismo peligro existe hoy. Muchos que profesan ser cristianos, aunque buscan la justicia por medio de la fe, dependen en gran medida de sus propias obras. Hay leyes y reglas humanas que se imponen como si fueran necesarias para la salvación, y así se pierde de vista la justicia de Cristo.” (El Camino a Cristo, p. 59.1) - “El legalismo no puede salvar a nadie. La obediencia que proviene de un corazón no renovado es simplemente una forma vacía. Solo la gracia de Cristo puede transformar el corazón y capacitar para la verdadera obediencia.” (El Camino a Cristo, p. 60.2) En resumen, Ellen G. White advierte que el error de los judíos —buscar la salvación por medio de reglas y cargas humanas— puede repetirse entre los cristianos de hoy, incluidos los adventistas. Ella enfatiza que la verdadera victoria sobre el pecado y la verdadera obediencia solo son posibles mediante la gracia y el poder de Cristo, no por esfuerzos humanos o legalismo. Referencias académicas: - White, E. G. (1898). El Deseado de Todas las Gentes, p. 27.2. - White, E. G. (1892). El Camino a Cristo, pp. 59.1, 60.2. Si deseas las citas completas o más contexto, házmelo saber.
Cuáles son las reglas se se han cargado los adventistas ?
Ellen G. White advierte que, al igual que los judíos en tiempos de Jesús, los adventistas pueden caer en el error de añadir reglas y cargas humanas a la vida cristiana, perdiendo de vista la justicia de Cristo. Sin embargo, en sus escritos no enumera una lista específica de "reglas" que los adventistas hayan añadido, pero sí menciona tendencias y peligros que pueden convertirse en cargas: - Buscar la salvación por medio de obras, reglas humanas o una obediencia externa, en vez de depender de la gracia de Cristo (El Camino a Cristo, p. 59.1; El Deseado de Todas las Gentes, p. 27.2). - Imponer normas y tradiciones que no están en la Biblia, como requisitos de vestimenta, alimentación, o prácticas sociales, que pueden convertirse en cargas si se colocan por encima del evangelio. - Hacer del legalismo y la autojusticia una carga, olvidando que solo la gracia de Cristo puede transformar el corazón (El Camino a Cristo, p. 60.2). - Enfatizar tanto la disciplina y la corrección que se pierde de vista el amor y la misericordia de Dios (Testimonies for the Church 4:7.3). Ellen G. White llama a los adventistas a mantener los principios bíblicos y a evitar añadir cargas humanas que desvíen del verdadero evangelio. La verdadera obediencia y reforma solo pueden venir de un corazón renovado por la gracia de Cristo, no por la imposición de reglas humanas. Si deseas ejemplos concretos de normas o prácticas que ella menciona como cargas, házmelo saber. Referencias académicas: - White, E. G. (1892). El Camino a Cristo, pp. 59.1, 60.2. - White, E. G. (1898). El Deseado de Todas las Gentes, p. 27.2. - White, E. G. (1881). Testimonies for the Church, Vol. 4, p. 7.3.
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