Jesús hombre
Según los escritos de Elena G. de White, Jesús fue verdaderamente hombre. Nació en Belén, trabajó como carpintero, sintió cansancio, hambre y sed, y experimentó rechazo, sufrimiento y muerte en la cruz. Ascendió al cielo en forma de hombre y está capacitado para interceder por la humanidad porque vivió nuestras debilidades, dolores y tentaciones (3SP 256.2). Jesús es presentado como el tipo más perfecto de hombre: íntegro, valiente, lleno de amor y compasión. Fue Dios en la carne y el modelo perfecto de la verdadera hombría (3SP 259.3). Tomó la naturaleza humana para dejar un ejemplo completo y perfecto para la humanidad, y desea que seamos semejantes a Él en propósito, sentimiento y pensamiento (5T 235.3). Aunque era el Príncipe de la vida y la Majestad del cielo, se humilló como hombre y fue obediente a toda la ley de Dios, siendo nuestro ejemplo en todo (9T 69.2). Al tomar la humanidad, Cristo se hizo uno con nosotros, compartió nuestro destino, pero vivió sin pecado (8T 286.3). En resumen, Elena G. de White enseña que Jesús compartió plenamente nuestra experiencia humana y es nuestro ejemplo perfecto, intercesor y Salvador. Referencias académicas: - White, E. G. (1878). The Spirit of Prophecy, vol. 3, p. 256.2, 259.3. - White, E. G. (1882). Testimonies for the Church, vol. 5, p. 235.3. - White, E. G. (1909). Testimonies for the Church, vol. 9, p. 69.2. - White, E. G. (1904). Testimonies for the Church, vol. 8, p. 286.3. - White, E. G. (1898). The Desire of Ages, p. 17.7.
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