Sí, según los escritos de Elena G. de White, las tendencias y el pecado son diferentes.
Las tendencias o inclinaciones se refieren a deseos, pasiones, apetitos o impulsos que surgen en la naturaleza humana, especialmente después de la caída. Estas tendencias pueden ser hacia el mal, como la indulgencia de las pasiones bajas, el apetito, el orgullo, la envidia, etc. Sin embargo, la tendencia en sí misma no es pecado.
El pecado ocurre cuando una persona cede o consiente a esas tendencias o inclinaciones contrarias a la ley de Dios. Es decir, la tentación o la tendencia no es pecado, pero el consentir y actuar en base a esa tendencia sí lo es.
Por ejemplo, Elena White dice: "Appetite and passion are overcoming thousands of Christ's professed followers. Through familiarity with sin, their senses become so blunted that evil seems attractive to them, rather than abhorrent." (
CTBH 155.2). Aquí se muestra que la tendencia (apetito, pasión) puede llevar al pecado si se consiente y se actúa en consecuencia.
También señala: "If they foster pride or wrong principles and cherish habits of unfaithfulness or dissipation, they will reap a plentiful harvest of remorse, shame, and despair." (
3T 226.2). Es decir, la tendencia puede existir, pero el pecado ocurre cuando se fomenta, se consiente y se actúa en base a ella.
En resumen:
- Las tendencias son inclinaciones o deseos que pueden llevar al pecado, pero no son pecado en sí mismas hasta que se consienten y se actúa en base a ellas.
- El pecado es el acto de ceder a esas tendencias en contra de la voluntad y la ley de Dios.
Referencias:
- White, E. G. (1890). Christian Temperance and Bible Hygiene, p. 155.2.
- White, E. G. (1875). Testimonies for the Church, vol. 3, p. 226.2.