La frase "otros mundos nos observan" en los escritos de Elena de White significa que seres celestiales y habitantes de otros mundos sin pecado están atentos a lo que sucede en la Tierra. Según sus libros, el universo entero, incluyendo ángeles y seres de otros mundos creados por Dios, observa con interés el desarrollo del conflicto entre el bien y el mal en nuestro planeta, especialmente porque Cristo pagó un precio infinito por la redención de la humanidad.
Por ejemplo, en la parábola de la cizaña, Elena de White dice:
- "En este pequeño mundo el universo celestial manifiesta el mayor interés, porque Cristo pagó un precio infinito por las almas de sus habitantes... Hay agencias invisibles que observan cada palabra y acción de los seres humanos. En toda asamblea para negocios o placer, en toda reunión para la adoración, hay más oyentes de los que pueden verse con la vista natural. A veces las inteligencias celestiales descorren el velo que oculta el mundo invisible para que nuestros pensamientos se aparten de la prisa y el bullicio de la vida y consideremos que hay testigos invisibles de todo lo que hacemos o decimos." (
COL 176.2, traducido)
También se menciona que:
- "Él que sostiene los incontables mundos en la inmensidad, al mismo tiempo cuida de las necesidades del pequeño gorrión... Cada uno es tiernamente observado por el Padre celestial." (
SC 85.4, traducido)
En resumen, la expresión significa que no estamos solos en el universo; hay seres celestiales y de otros mundos que observan con interés y simpatía lo que ocurre en la Tierra, especialmente en relación con el gran conflicto entre el bien y el mal y la salvación de la humanidad.
Referencias:
- White, E. G. (1900). Christ’s Object Lessons (COL), p. 176.2.
- White, E. G. (1892). Steps to Christ (SC), p. 85.4.