Claro, aquí tienes la información sobre el papel de la mujer en el ministerio según los escritos de Elena G. de White.
Elena G. de White no abordó directamente el tema de la ordenación de la mujer como se entiende hoy en día, pero sí escribió extensamente sobre el valor y la importancia del ministerio de la mujer, a menudo describiéndolo como un trabajo distinto pero esencial.
### El Ministerio de la Mujer es Esencial
Ella enfatizó que las mujeres tienen un papel crucial en la obra de Dios, un trabajo que los hombres no pueden hacer:
> "Ellas pueden hacer en las familias una obra que los hombres no pueden hacer, una obra que llega a la vida íntima. Pueden acercarse a los corazones de aquellos a quienes los hombres no pueden alcanzar. Su labor es necesaria". (
9T 128.3)
### Un Trabajo Ministerial sin Ordenación
En el contexto de la esposa de un pastor, ella reconoció su trabajo como un ministerio, incluso sin el acto formal de la ordenación:
> "Y si el Señor le da a la esposa, así como al esposo, la carga del trabajo, y ella dedica su tiempo y fuerza a visitar de familia en familia y abrirles las Escrituras, aunque las manos de la ordenación no hayan sido puestas sobre ella, está cumpliendo una obra que está en la línea del ministerio". (GW 452)
### Igualdad y Roles Sagrados
White defendió la igualdad de la mujer y describió sus deberes como sagrados y santos:
> "La mujer debe ocupar el puesto que Dios le designó originalmente, como igual a su marido. El mundo necesita madres que no lo sean sólo de nombre, sino en todo el sentido de la palabra. Podemos decir con seguridad que los deberes distintivos de la mujer son más sagrados, más santos, que los del hombre". (
CTBH 77.3)
### Misioneras en el Sentido más Elevado
Ella consideraba que las mujeres que criaban a sus hijos y mantenían un hogar cristiano eran "misioneras en el más alto sentido" (
2T 465.2). También describió roles específicos para las mujeres en el evangelismo:
> "No recomiendo que la mujer se convierta en votante o en funcionaria; pero como misionera, enseñando la verdad por correspondencia epistolar, distribuyendo folletos y solicitando suscriptores para periódicos... puede hacer mucho. Al conversar con las familias, al orar con la madre y los hijos, será una bendición". (GW92 383)
En resumen, Elena G. de White valoraba enormemente el ministerio de la mujer, considerándolo vital para el avance de la iglesia y complementario al de los hombres. Si bien no abogó por la ordenación formal de las mujeres para el pastorado, sí afirmó que su trabajo es una forma de ministerio esencial, especialmente en el ámbito personal, familiar y misionero.