Según los escritos de Elena de White, la personalidad del Espíritu Santo es presentada como real y activa, con características propias que lo distinguen como la “Tercera Persona de la Deidad”. Aquí algunos puntos clave basados en los textos encontrados:
- El Espíritu Santo es descrito como el agente divino que transforma, renueva y educa el carácter humano, actuando con poder y propósito propio: “Sin este, el sacrificio de Cristo no habría valido de nada... sólo mediante la poderosa agencia de la Tercera Persona de la Deidad puede resistirse y vencerse el pecado” (El Deseado de Todas las Gentes, p. 671.2).
- Se le atribuyen acciones personales: ilumina, convence, transforma, renueva y guía a los creyentes. “El Espíritu de Dios, recibido en el alma, vivificará todas sus facultades... Bajo la guía del Espíritu Santo, la mente dedicada a Dios se desarrolla armónicamente” (El Deseado de Todas las Gentes, p. 251.1).
- El Espíritu Santo no es una mera influencia impersonal, sino que obra con inteligencia y voluntad, y puede ser aceptado o rechazado por el ser humano.
- Jesús mismo lo presenta como un Consolador, un Maestro y un Guía, que glorifica a Cristo y reproduce su carácter en los creyentes.
En resumen, Elena de White enseña que el Espíritu Santo posee personalidad, voluntad y poder divino, y es esencial para la vida y el crecimiento espiritual del cristiano.
Referencias:
- White, E. G. (1898). El Deseado de Todas las Gentes. Mountain View, CA: Pacific Press Publishing Association. (págs. 251.1, 671.2)
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