Aquí tienes algunos consejos y textos de Elena G. de White sobre cómo ayudar a un hijo con un carácter testarudo o cerrado, especialmente en la adolescencia:
1. Paciencia, oración y trabajo perseverante:
“El trato con los hijos debe ser honesto y fiel. Trabajad valientemente y con paciencia. No temáis las dificultades, no escatiméis tiempo ni esfuerzo, carga o sufrimiento. El futuro de vuestros hijos testificará del carácter de vuestra obra. La fidelidad a Cristo de vuestra parte puede expresarse mejor en el carácter simétrico de vuestros hijos que de cualquier otra manera.” (Testimonios para la Iglesia, tomo 5, p. 40)
2. Firmeza y amor en la disciplina:
“Los padres acarician y consienten a sus hijos, y los dejan en su orgullo, pero no los restringen con firmeza y decisión. Tienen tanto miedo de sus espíritus voluntariosos y obstinados, que temen enfrentarlos; pero el pecado de negligencia, que fue marcado contra Elí, será su pecado.” (Testimonios para la Iglesia, tomo 2, p. 471)
3. El objetivo: formar el carácter para el bien y la misión:
“Los padres deben tener siempre presente el objetivo a alcanzar: la perfección del carácter de sus hijos. Aquellos padres que educan bien a sus hijos, arrancando de sus vidas todo rasgo indisciplinado, los están preparando para ser misioneros de Cristo en verdad, justicia y santidad.” (Consejos para Maestros, Padres y Alumnos, p. 162)
4. Comprensión de las causas:
“Entre los jóvenes se encuentra gran diversidad de carácter y educación. Algunos han vivido bajo una restricción arbitraria y dureza, lo que ha desarrollado en ellos un espíritu de obstinación y desafío. Otros han sido consentidos, permitiéndoseles seguir sus propias inclinaciones. Cada defecto ha sido excusado, hasta que su carácter está deformado. Para tratar con éxito estas diferentes mentes, el educador necesita ejercer gran tacto y delicadeza en el manejo, así como firmeza en el gobierno.” (Testimonios para la Iglesia, tomo 5, p. 88)
Recomendaciones prácticas:
- Ora por tu hija y pídele a Dios sabiduría y paciencia.
- Sé firme en los principios, pero muestra siempre amor y comprensión.
- Busca momentos tranquilos para conversar, sin presionarla, y hazle saber que la amas y que estás dispuesta a escucharla cuando esté lista.
- Reconoce que el carácter puede heredarse, pero también puede ser moldeado con la ayuda de Dios y el ejemplo de los padres.
Si deseas textos adicionales o consejos más específicos, házmelo saber. ¡Ánimo y que Dios te guíe en este desafío!
Referencias:
- White, E. G. (1948). Testimonios para la Iglesia, tomo 2, p. 471; tomo 5, pp. 40, 88.
- White, E. G. (1943). Consejos para Maestros, Padres y Alumnos, p. 162.