Según los escritos de Elena G. de White, los profesores pueden y deben acercarse a sus estudiantes en una relación de simpatía, compañerismo y amistad genuina, aunque siempre manteniendo su influencia positiva y su ejemplo cristiano. Aquí algunos puntos clave de sus consejos:
- “El verdadero maestro puede impartir a sus alumnos pocos dones tan valiosos como el don de su propia compañía. ... Para fortalecer el lazo de simpatía entre maestro y alumno, hay pocos medios que cuenten tanto como la asociación agradable fuera del aula. ... Bien harían nuestras escuelas en seguir más generalmente esta práctica.” (
Ed 212.1)
- “El maestro debe conducirse siempre como un caballero cristiano. Debe estar siempre en la actitud de amigo y consejero de sus alumnos.” (
CE 41.2)
- “Los maestros y los alumnos deben acercarse en comunión cristiana. ... Los más grandes maestros son los más pacientes, los más amables.” (
CT 269.2)
Sin embargo, la amistad a la que se refiere Elena de White está enmarcada en el respeto, la simpatía, la cortesía cristiana y el interés genuino por el bienestar del estudiante, no en una relación de igual a igual sin límites, sino en una amistad que edifica, orienta y mantiene la influencia positiva del maestro.
En resumen: Sí, los profesores pueden ser amigos de sus estudiantes “en todo el sentido de la palabra amigo” siempre que esa amistad esté basada en el respeto, la simpatía, la orientación y el ejemplo cristiano, y no cruce los límites de la influencia y la autoridad positiva que el maestro debe mantener.
Referencias:
- White, E. G. (1903). La educación (Ed), p. 212.1.
- White, E. G. (1932). Consejos para los maestros, padres y alumnos (CE), p. 41.2.
- White, E. G. (1913). Consejos sobre la obra de la escuela sabática (CT), p. 269.2.