En el libro la educación dice que 2 salmos eran favoritos por jesus
En el libro "La educación" de Elena G. de White, se menciona claramente que dos salmos eran favoritos de Jesús. El texto dice: «Dos salmos eran favoritos en particular. En uno, el Salmo 23, el pastor canta: “Jehová es mi pastor; nada me faltará”; en el otro, el Salmo 84, el cantor expresa: “¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! ... Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío”» (La educación, p. 77, edición original en inglés). Por lo tanto, los dos salmos favoritos de Jesús mencionados en "La educación" son el Salmo 23 y el Salmo 84. Referencia: White, E. G. (1903). La educación, p. 77.
Se menciona otro más como favorito???
No, en el libro "La educación" de Elena G. de White solo se mencionan dos salmos como favoritos de Jesús: el Salmo 23 y el Salmo 84. No se menciona ningún otro salmo como favorito en ese libro. Fuente confirmada por el texto anotado en "La educación". Referencia: White, E. G. (1903). La educación, p. 77.
El trabajo era un principio en el eden. El hogar era aún jardín no un palacio. El orden es un principio en la creación a pesar que podría hacerlo todo junto de una vez. Que otros principios se pueden deducir
Además de los principios de trabajo, hogar sencillo y orden en la creación, los textos de Elena G. de White sobre el Edén permiten deducir los siguientes principios: 1. **Comunión con Dios y la naturaleza**: Adán y Eva tenían comunión directa con Dios y aprendían de Él diariamente. La naturaleza era un libro abierto de lecciones divinas (Ed 21.3). 2. **Simplicidad y felicidad verdadera**: La verdadera felicidad no se encuentra en el lujo o la ostentación, sino en la sencillez y en la comunión con Dios a través de sus obras creadas (PP 49.3). 3. **Utilidad y propósito del trabajo**: El trabajo fue dado como una bendición, no como castigo. Era para fortalecer el cuerpo, expandir la mente y desarrollar el carácter (Ed 21.2; PP 50.1). 4. **Belleza y armonía**: El Edén estaba lleno de belleza, orden y armonía, reflejando la sabiduría y el amor de Dios (1SP 26.3). 5. **Educación integral**: El Edén era una escuela donde Dios mismo era el maestro, y Adán y Eva aprendían tanto de la naturaleza como de la instrucción directa de Dios (SpTEd 89.1). 6. **Responsabilidad y mayordomía**: Adán y Eva recibieron la responsabilidad de cuidar el jardín, lo que implica el principio de mayordomía sobre la creación (Genesis 2:15; Ed 21.2). 7. **El sábado como principio de descanso y adoración**: El sábado fue instituido en el Edén como día de reposo y comunión con Dios (3SG 295.2). 8. **Igualdad y dignidad del trabajo**: No hay degradación en el trabajo manual; el trabajo es ennoblecedor y parte del plan divino para la humanidad (PP 50.1). Estos principios muestran que el plan original de Dios para la humanidad incluía trabajo útil, sencillez, comunión con Él, educación, belleza, orden, responsabilidad y descanso. Referencias: - White, E. G. (1903). La educación, p. 21, 77, 89. - White, E. G. (1890). Patriarcas y profetas, p. 49-50. - White, E. G. (1870). Spiritual Gifts, vol. 1, p. 26. - White, E. G. (1897). Special Testimonies on Education, p. 89. - White, E. G. (1864). Spiritual Gifts, vol. 3, p. 295.
Algún texto que sea más contundente en cuanto a la personalidad del Espíritu Santo como parte de la Trinidad ?
En los escritos de Elena G. de White, hay afirmaciones claras sobre la personalidad del Espíritu Santo como parte de la Trinidad. Un texto contundente es el siguiente: «El Espíritu Santo es una persona, pues da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Cuando este testimonio es dado, lleva consigo su propia evidencia. En tal momento creemos y estamos seguros de que somos hijos de Dios... El Espíritu Santo tiene personalidad, de lo contrario no podría dar testimonio a nuestro espíritu y con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Debe ser también una persona divina, de lo contrario no podría escudriñar los secretos que yacen ocultos en la mente de Dios.» (Evangelismo, p. 616, versión en inglés; ver también MS 20, 1906). Este texto es uno de los más directos y explícitos de Elena G. de White sobre la personalidad y divinidad del Espíritu Santo, afirmando su papel como parte de la Deidad. Referencia: White, E. G. (1946). Evangelismo, p. 616; Manuscript 20, 1906.
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