Ellen White enfatiza la importancia de controlar los pensamientos, considerándolo un deber y una responsabilidad ante Dios. Ella afirma que "Debéis controlar vuestros pensamientos. Esta no será una tarea fácil; no podréis lograrlo sin un esfuerzo cercano e incluso severo. Sin embargo, Dios os lo exige; es un deber que recae sobre todo ser responsable" (
2T 561.1).
No controlar los pensamientos puede ser peligroso, ya que "Si os entregáis a vanas imaginaciones, permitiendo que vuestra mente se detenga en temas impuros, sois, en cierto grado, tan culpables ante Dios como si vuestros pensamientos se llevaran a la acción" (
2T 561.1). Soñar despierto y construir castillos en el aire son hábitos "malos y extremadamente peligrosos" que, una vez establecidos, son "casi imposibles de romper" (
2T 561.1).
Para controlar la mente y evitar que "pensamientos vanos y corruptos manchen vuestra alma", es necesario ser un "centinela fiel sobre vuestros ojos, oídos y todos vuestros sentidos" (
2T 561.1). La disciplina del espíritu y la pureza de corazón y pensamiento son esenciales, ya que "La pureza moral depende del pensamiento correcto y la acción correcta. Los malos pensamientos destruyen el alma, mientras que un control correcto de los pensamientos prepara la mente para trabajar armoniosamente para el Maestro. Todo pensamiento debe ser llevado cautivo a la obediencia de Cristo" (
GW 126.3).
Ella también aconseja que "La mente debe estar preocupada con cosas sagradas y eternas, o atesorará pensamientos triviales y superficiales" (
CT 544.1). La gracia de Dios es fundamental para esta tarea, y el poder del autocontrol se fortalece con el ejercicio. "Lo que al principio parece difícil, por la repetición constante se vuelve fácil, hasta que los pensamientos y acciones correctos se vuelven habituales" (
MH 491.3).
En resumen, Ellen White enseña que debemos:
* **Ejercer control** sobre nuestros pensamientos e imaginaciones (
CT 544.1).
* **Disciplinar** la mente para que se fije en temas provechosos (
CT 544.1).
* **Centrar** los pensamientos en Dios y en cosas santas (
8T 315.4,
COL 60.1).
* **Actuar por principio**, no por impulso, y evitar la ligereza o la trivialidad (
MH 491.2).
* Reconocer que la "única seguridad para cualquier alma es el pensamiento correcto" (
MH 491.3).