Según Elena de White, la presencia de Cristo en el hogar es fundamental para transformar la vida familiar. Ella enseña que cuando Cristo es un miembro familiar conocido, reverenciado y glorificado, los ángeles se deleitan en ese hogar y los niños aprenden a respetar la religión, la Biblia y a su Creador. Cristo no fuerza su presencia, pero si se le invita sinceramente, Él entra incluso en los hogares más humildes y alegra los corazones más sencillos.
Elena de White también afirma que la presencia de Cristo convierte la tierra en un lugar lleno de la presencia de Dios, y que Su influencia trae paz, amor verdadero y bendición al hogar. Solo donde Cristo reina puede haber un amor profundo y desinteresado, y los ángeles de Dios serán huéspedes en ese hogar. Además, cada familia tiene el privilegio de mostrar al mundo, a través de su vida hogareña, lo que el evangelio puede hacer por quienes lo obedecen.
Referencias académicas:
- White, E. G. (1889). Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pp. 362.2, 424.2.
- White, E. G. (1903). La Educación, p. 120.3.
- White, E. G. (1878). El Espíritu de Profecía, tomo 3, p. 213.1.
- White, E. G. (1905). El Ministerio de Curación, pp. 107.2, 196.1.
Estas citas muestran que, según Elena de White, la presencia de Cristo en el hogar es la clave para una vida familiar llena de paz, amor y bendición.