Según los escritos de Elena G. de White, Dios es el soberano supremo del universo. Ella enfatiza que Su autoridad está por encima de todos los gobernantes terrenales y que Su ley debe ser la norma de acción para todos. White describe a Dios como entronizado por encima de las distracciones de la tierra, con todo bajo Su divina inspección, y afirma que Su providencia ordena lo que es mejor. Además, señala que la soberanía de Dios implica plenitud de bendición para todos los seres creados y que solo Él es digno de suprema reverencia y adoración.
Referencias académicas:
- White, E. G. (1948). Testimonios para la Iglesia, tomo 9, p. 94.2; también en Life Sketches, p. 408.3.
- White, E. G. (1917). Profetas y Reyes, p. 344.4.
- White, E. G. (1905). El Ministerio de Curación, p. 417.3.
- White, E. G. (1890). Patriarcas y Profetas, p. 33.2, p. 305.4.