Elena G. de White aconseja claramente evitar el uso de anillos y joyas como adorno personal, considerándolo una manifestación de vanidad y una influencia negativa para otros creyentes. Ella cita las palabras del apóstol Pablo sobre la modestia y la sencillez en el vestir, y señala:
- “Aquí el Señor, por medio de su apóstol, habla expresamente contra el uso de oro. Que los que han tenido experiencia cuiden de no inducir a otros al error en este punto con su ejemplo. Ese anillo que rodea tu dedo puede ser muy sencillo, pero es inútil, y su uso ejerce una mala influencia sobre otros.” (Testimonios para la Iglesia, tomo 4, p. 630.1)
También relata cómo su alegría se vio afectada al ver a una joven candidata al bautismo usando anillos y aretes, considerándolo una muestra de vanidad en alguien que profesa seguir a Jesús (Testimonios para la Iglesia, tomo 1, p. 20.2; Life Sketches, p. 146.1).
En resumen, Elena G. de White desaconseja el uso de anillos y otras joyas como adorno, promoviendo en su lugar la modestia, la sencillez y el adorno del carácter cristiano.
Referencias académicas:
- White, E. G. (1881). Testimonios para la Iglesia, tomo 4, p. 630.1.
- White, E. G. (1885). Testimonios para la Iglesia, tomo 1, p. 20.2.
- White, E. G. (1915). Life Sketches, p. 146.1.