Según los escritos de Elena G. de White, la familia es considerada la institución más cercana, tierna y sagrada en la tierra. Fue diseñada por Dios para ser una bendición para la humanidad, especialmente cuando el matrimonio se lleva a cabo con inteligencia, reverencia y responsabilidad. Dios desea que las familias en la tierra reflejen la familia celestial, y los hogares cristianos que siguen el plan divino son una de las herramientas más efectivas para formar el carácter cristiano y avanzar en la obra de Dios.
La familia debe ser un lugar de unidad, cuidado y educación, donde los miembros se apoyan mutuamente, cuidan a los enfermos, ayudan a los débiles y enseñan a los que no saben. La educación y la disciplina dentro del hogar son fundamentales, y se advierte sobre los peligros de la falta de gobierno familiar y la importancia de enseñar hábitos de trabajo y responsabilidad.
El ejemplo de los padres, especialmente en la familia de los líderes religiosos, es un “sermón práctico” que influye poderosamente en la iglesia y la sociedad. Además, se reconoce el dolor por la pérdida de miembros de la familia, pero se anima a mantener la esperanza en la reunión futura cuando Cristo regrese.
Finalmente, se advierte sobre el peligro de la rebeldía y la falta de respeto dentro de la familia, destacando la importancia de la paciencia, el amor y la disciplina justa por parte de los padres.
En resumen, la familia es vista como una institución divina, esencial para el desarrollo del carácter, la educación y la preparación para la vida eterna.
Referencias:
- White, E. G. (1905). El Ministerio de Curación (MH), p. 201, 356.
- White, E. G. (1900). Testimonios para la Iglesia, Tomo 6 (6T), p. 430.
- White, E. G. (1897). Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (1T), p. 654.
- White, E. G. (1901). Gospel Workers (GW), p. 204.
- White, E. G. (1877). Spiritual Gifts, Tomo 4a (4aSG), p. 51; Tomo 4b (4bSG), p. 64.
- White, E. G. (1897). Special Testimonies on Education (SpTEd), p. 88.