El juicio, según los escritos de Elena G. de White, se refiere principalmente al "juicio investigador", un proceso celestial en el que se decide el destino eterno de cada persona antes del regreso de Cristo. Cuando este juicio concluye, la suerte de todos queda sellada para vida o muerte, y el tiempo de prueba termina poco antes de la segunda venida de Jesús. En ese momento, Cristo declara: “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí, yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” (Apocalipsis 22:11, 12) (ver El Conflicto de los Siglos, 490.2).
Este juicio no solo es un acto de justicia divina, sino que también es un proceso en el que se revisan los registros de la vida de cada persona para determinar su destino final. Elena de White enfatiza que este juicio es justo y que podemos confiar nuestro caso a Aquel que juzga rectamente (ver Palabras de Vida del Gran Maestro, 248.5).
En resumen, el juicio según Elena G. de White es un proceso celestial previo al regreso de Cristo, donde se decide el destino eterno de cada ser humano basado en sus obras y su relación con Dios.
Referencias:
- White, E. G. (1911). El Conflicto de los Siglos, p. 490.2.
- White, E. G. (1900). Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 248.5.