Según los escritos de Elena G. de White, el Espíritu Santo es el representante de Cristo en la tierra, pero no es idéntico a Cristo mismo. Algunas citas relevantes:
- "El Espíritu Santo es el representante de Cristo, pero despojado de la personalidad de la humanidad, e independiente de ella. [...] Por el Espíritu el Salvador sería accesible a todos." (El Deseado de Todas las Gentes,
DA 669.2)
- "El Espíritu de Cristo iluminando el alma es representado por la luz, que disipa toda tiniebla..." (Testimonios para la Iglesia,
4T 318.3)
- "El Espíritu Santo exalta y glorifica al Salvador. Es su oficio presentar a Cristo..." (El Camino a Cristo,
SC 91.2)
En resumen: El Espíritu Santo es el Espíritu de Cristo en el sentido de que es su representante, lleva su carácter y obra en su nombre, pero es una persona divina distinta, no simplemente la presencia personal de Cristo. El Espíritu Santo actúa en nombre de Cristo y comunica su gracia y poder, pero no es Cristo mismo en forma espiritual.
Referencias:
- White, E. G. (1898). El Deseado de Todas las Gentes, p. 669.2.
- White, E. G. (1876). Testimonios para la Iglesia, Tomo 4, p. 318.3.
- White, E. G. (1892). El Camino a Cristo, p. 91.2.