Según los escritos de Elena G. de White, la perseverancia en la oración es una condición para recibir las bendiciones de Dios. Ella anima a seguir pidiendo y a no desanimarse si la respuesta no parece llegar de inmediato.
Aquí hay algunos puntos clave de sus escritos sobre este tema:
* **La perseverancia es una condición para recibir:** Elena de White afirma claramente: "La perseverancia en la oración ha sido puesta como condición para recibir. Debemos orar siempre si queremos crecer en la fe y la experiencia" (
SC 97.2). Esto indica que no debemos dejar de orar por nuestras peticiones.
* **La oración nos cambia a nosotros, no a Dios:** A veces, la respuesta se demora para que podamos examinar nuestros corazones. Ella explica: "La oración no obra ningún cambio en Dios; nos pone en armonía con Dios. Cuando le presentamos una petición, él puede ver que necesitamos escudriñar nuestros corazones y arrepentirnos del pecado" (
COL 143.1). Por lo tanto, el acto de seguir orando es en sí mismo un proceso de crecimiento espiritual.
* **La oración debe ser constante:** Se nos anima a mantener una conexión ininterrumpida con Dios. "La oración incesante es la unión ininterrumpida del alma con Dios, de modo que la vida de Dios fluye a nuestra vida; y de nuestra vida, la pureza y la santidad fluyen de nuevo a Dios" (
SC 97.2).
* **La fe aumenta con la oración persistente:** Al igual que el amigo que pidió pan a medianoche en la parábola de Jesús, nuestras oraciones deben ser fervientes y persistentes. "Cuanto más fervorosa y constantemente pidamos, tanto más íntima será nuestra unión espiritual con Cristo. Recibiremos mayores bendiciones porque hemos aumentado nuestra fe" (
COL 146.1).
En resumen, Elena G. de White enseña que debemos seguir pidiendo por nuestras peticiones. La oración persistente no se trata de convencer a un Dios reacio, sino de fortalecer nuestra fe, alinear nuestro corazón con la voluntad de Dios y profundizar nuestra relación con Él.